sábado, 16 de junio de 2007

TRASTEO A EL TIEMPO

ESTE BLOG SE TRASTEÓ A: WWW.ELTIEMPO.COM/PARTICIPACION/MONARETA.

BESOS!

viernes, 1 de junio de 2007

El Londres del centro



El miércoles pasado incursioné por las calles olvidadas del centro. Entré a Billares Londres después de recorrer todos los parqueaderos de la comarca. Mientras tanto, adentro del Jorge Eliécer, Satanás aniquilaba a los comensales de Pozzetto. Como es de aburrido ese restaurante, tristemente famoso por la masacre de Campoelías.
Billares Londres es una nave espacial de una peli scifi de los cincuentas. Con navecitas rojas cuya superficie aterciopelada favorece el rodar suave.

lunes, 21 de mayo de 2007

Tienes algo de soul?

'Have you got any soul?' a woman asks the next afternoon. That depends, I feel like saying; some days yes, some days no. A few days ago I was right out; now I've got loads, too much, more than I can handle. I wish I could spread a bit more evenly, I want to tell her, get a better balance, but I can't seem to get it sorted. I can see she wouldn't be interested in my internal stock control problems though, so I simply point to where I keep the soul I have, right by the exit, just next to the blues.
N. Hornby. High Fidelity.

domingo, 13 de mayo de 2007

Télévision Éducative

Son las nueve de la mañana. En la tele otra vez "Forever young". Nunca entenderé por qué Cinemax programa películas ochenteras un domingo por la mañana y las buenas películas entre semana, cuando ya hay que irse a dormir. Mel Gibson con una blusa de flores gritando que es capitán de nosequé, descongelado después de cuarenta años. Busca a su amada. Bueno, todo parece indicar que las popcorn movies exigen una dosis limitada de creatividad y una dosis alta de entretenimiento. Mientras menos conexiones neuronales estimule, mejor. No lo critico, lo alabo. No debe ser fácil hacer una película que le guste a un niño y que, al mismo tiempo, satisfaga los requerimientos intelectuales y emocionales de un anciano. Y las popcorn movies se erigen como un producto para todos los gustos: junk food and healthy food, all in the same package.
Me gustó más la Television Educative de The science of sleep. Naturalmente, he olvidado el nombre de los protagonistas. Me gustó cómo reprodujeron un diálogo en particular: él le dice que a veces usa los mismos jeans durante una semana para sentirse más cerca de ella (palabras más, palabras menos) luego le pregunta si ha pensado en arreglarse los dientes... finalmente explota y le grita que ella no es capaz de concluir nada de lo que empieza, NUNCA TERMINASTE EL BOTE CON EL BOSQUE ADENTRO!!!! Se mete en su cama y descubre el bote, lleno de árboles adentro. Se duerme y ella se acuesta a su lado. La vi dos veces y todavía me hace cosquillas en el cerebro. Es bueno terminar los bosques, así sea sólo para meterlos en un bote.

viernes, 11 de mayo de 2007

blackmale

Esta mañana apareció la noticia de la ministra de cultura negra. El gran debate era sobre lo conveniente que representa el color de su piel para que Uribe obtenga el apoyo de los congresistas negros de Estados Unidos.
to black (male) or not to black (male)

miércoles, 25 de abril de 2007

Vuelta atrás

¿Cómo perdonar cuando no hay vuelta atrás? Más aún, ¿cómo pedir perdón por acciones equívocas? Se puede pedir perdón y esperar la bofetada merecida de manera estoica. Recibir el castigo por haber pecado, dirán los que creen en Dios. Rezar 400 avemarías y 1000 padres nuestros. Pero yo ando sin dioses y no puedo "pecar, rezar y empatar". No puedo y no quiero.
Nada borra miradas equívocas, susurros prohibidos.
Hay tanto de qué arrepentirse, todos hemos sido perversos. Othello, Macbeth, Ricardo III... todos ellos no son más que personalidades reprimidas de todos los individuos que pueblan este planeta. Leemos tragedias isabelinas y nos escandalizamos, no tanto por aquello que ocurre en la ficción, sino por las similitudes que encontramos con nuestra propia realidad.
Un día recibí una carta donde Lempa decía, "ho visto in te, fantasmi che credevo sepolti nel mio passato". Vi en ti, fantasmas que creía sepultos en mi propio pasado. Lo que realmente aterroriza frente al perdón es que, muy en el fondo, uno sabe que eso odiado yace profundo dentro nuestro.
Hoy una persona no me perdonó, pero yo perdoné a una. Es apenas justo, el mundo dista años luz de las predicciones newtonianas y de cálculos matemáticos exactos.

lunes, 23 de abril de 2007

Moodystar

He maldecido diez veces a los señoritos y señoritas que me contestan en Movistar en el último mes. No me entran llamadas y ellos siempre responden como robots "ya enviamos el reporte, su servicio será restablecido en 24 horas". Me he ahorrado improperios y amenazas para mi ira interna, y como respuesta sólo se me ocurre la osadía de tirarles el teléfono.
Cada vez que me encuentro furiosa, con el celular en una mano y un kool en la otra, pienso en todos los clisés sobre la burocracia: kafka, macondo, Brazil, Fahrenheit, 1984... y, claro, me da más ira. Si si!! Me da ira encarnar un lugar común, sólo pensar que alguien me dará golpecitos en la espalda y me dirá "es el colmo, es como el Castillo de Kafka" hace que se me revuelvan las tripas.
Y frente a eso, frente a ese muro de los lamentos, se imagina uno bombas atómicas cayendo en los cráneos de los "asesores de servicio al cliente". Al estilo, claro, de las fantasías iracundas de Ally McBeal.
El universo tecnológico conspira. Después de lo buenita que he sido con él, de las columnas en las que lo he defendido. Y así me paga? ;)

viernes, 20 de abril de 2007

El lipstick bomba

Anoche andaba muy empijamada viendo tele y llamó mi padre. Quería que lo acompañara al evento inaugural de la Feria del Libro. Era a las 6:30 y llegamos apurados a las 6:40. Pero no había prisa: desde la entrada de la feria, había una fila hasta el auditorio José Asunción Silva. Unas cuatro cuadras de fila, llena de pashminas, tacones y trajes perfumados. Una hora y media después, llegamos al auditorio. No podíamos cantar victoria aún: había tres puestos de control de la policía. En el primero, otra requisa, revisión de la cartera (para evitar el ingreso de un lipstick bomba). En el segundo, ¿de qué medio viene la señorita? ¿me permite su credencial de prensa? Y anotaron los datos en un computador. ¿Pero la señorita no tiene la credencial de prensa? No, no la traje. Soy columnista de opinión de El Espacio.
(mentiras).
La tercera parada fue para pasar por un detector de metales... (god damnit!). Y al final de toda la fila interminable, de los tres puestos de control, nos redireccionaron a una sala lateral (casi a la tercera parte de los invitados) para seguir la ceremonia desde dos pantallas gigantes). Valiente cosa.
Me pareció particularmente divertido cuando Uribe dijo que en Colombia se respira un aire de tranquilidad. Se nota!
Las copitas de undurraga del coctel fueron apenas un leve alivio para tanto enchiche acumulado. Salú!

El imperio contraataca

No hay mucho por hacer en esta mañana helada. Afuera llueve, adentro oímos un Cure noventero y echamos lora. Pineda y yo. El recinto del primer piso del Carissimo Cuervo ofrece silencio en medio del estruendo. Un comunicado de Cnnnnn puede ser un quiebre en la rutina, rodeados por decenas de parroquias. Bogotá: el Vaticano de Suramérica.

martes, 17 de abril de 2007

Meeting a virtual No Para Innita

Hace algunos días descubrí que flickr es más que un gran album de fotos de farras y paseos a la plasha. Gracias a la gran cantidad de tiempo libre que me ha proporcionado un esquince cervical (no, no quedé parapléjica, aunque sí circunspecta), encontré a No Para Innita. De entrada, pensé que era una mujer, por la ilustración de su perfil y por la ambiguedad con la que se describe. Claro, el inglés permite este hermafroditismo, cuando de autocalificarse se trata: curious, interesting, sad... ¿ella o él?
Envié un email, oye, me encantan tus ilustraciones, bla bla bla, convencida de que Innita era una chica. Me respondió un chico, oye, gracias, pero no, ni idea, tampoco recuerdo haberte conocido en la vida real. Me he paseado varias veces por la galería virtual de sus mujeres desnudas. Mujeres en la ducha, mujeres en la cama, lamiendo con languidez -y con una belleza tan perfecta que es casi insoportable-, la entrepierna de otra mujer.
No sé si este Innita es el mismo que se hacía trenzas de muñeca despelucada, como en los noventas. Recuerdo un personaje que decía detestar los canales nacionales y tal vez lo vi alguna vez en el pabellón de comics de la Feria del Libro. ¿Será o no será?

lunes, 16 de abril de 2007

Lumbago mental

Casi un mes con el cuello paralizado. Ya empiezo a creer que existe una suerte de maldición chamánica que se desata antes de mitad de año y que siempre está relacionada con la zona que sostiene mi cabeza. Esto, claro está, desestabiliza mi ciclo de sueño, las horas de trabajo, el outfit. Ayer me puse un parche león. Lo más ochentero del mundo. Pero funciona, más que la fisioterapia, más que la bolsa de gel azul congelada.
La naturaleza siempre tiene una manera ingeniosa de demostrarnos, una vez más, que somos un puntico en el universo y que ese puntico, además, puede partirse el cuello en un parpadeo. El carro frena, se choca, la vértebra se desarticula, y se acaba el show. No suena reconfortante si se tiene en cuenta que se trata de los amos del planeta Tierra. Otro moco en el universo, pero bueno, hasta una bacteria debe pavonearse en el meñique de un pordiosero, convencida de su omnipotencia.
O que lo diga el que no sabía si ser o no ser. Él andaba muy consciente de que hasta en una cáscara de nuez se sentiría el rey del universo.

lunes, 9 de abril de 2007

la vida no es la que uno vive, es la que uno recuerda . ggm.

Cien años de micos tití

Semana de pasión. Veo con los ojos entreabiertos las noticias del mediodía, los rituales de la semana santa en Popayán, la moda para ir a misa, las alternativas culinarias de comida de mar. Todo es ajeno, como un eco distante de pueblos desconocidos. Salgo de la casa, me echo en una hamaca a leer Cien años de soledad, esta vez en español. Siempre me sentí culpable por haberla leído hace nueve años en otra lengua, viendo en las notas al pie el significado de "cacerola" y de "pegote".
Aproveché el homenaje, sí, como los que compran el libro de Harry Potter cuando sale la película. Puede catalogarse como "duhh", "lo lee sólo por moda" duhh. Pero no creo, de hecho, hay una serie de novelas y de películas que la gente desprecia porque pertenece al cánon. Pero yo nunca las vi, o las leí. Y ahora tengo unas cuantas en fila, y casi me avergûenza cargarlas por ahí porque es casi esnob o clichesudo pasearse con La montaña mágica o con uno de los tomos-ladrillo de Proust. Pero no me importa, al demonio los cazadores de esnobs que, por temor a serlo, evitan sistemáticamente el contacto físico, emocional e intelectual con cualquier novela catalogada como clásico.
En conclusión, llegué a la mitad de Cien años de soledad en una hacienda perdida en los Llanos Orientales, con el ruido ensordecedor de las chicharras al lado, con micos tití comiendo bananos en los árboles cerca del río, y con el caos de aurelianos haciendo disparates en la memoria del innombrable.

sábado, 24 de marzo de 2007

¿Cómo es posible?

Hace años mandé un artículo a italocalvino.it. Me escribió el creador de la página, Antonio Piú y yo me imaginaba a un señor muy aseñorado, de esos italianos de andar pesado y gafas al final de la nariz. Después me mandó una foto, en un almacén, con un casco de motociclista, y era todo menos ese señor muy aseñorado que me había imaginado. Divertido cómo la mente trata de adaptarse a estas nuevas conexiones de los individuos que no necesariamente involucran el encuentro en la vida "real". Los emails suplen las cartas, entonces ni siquiera puede uno adivinar la edad o la personalidad por la forma de las letras, por la presión y la tinta. El chat, claro, anula el sonido de la voz y la imagen de la persona con la que hablamos. Sí, sí, hay webcam y micrófono, pero eso nunca se usa con un extraño. Sólo con las personas cuyo rostro y cuya voz conocemos de memoria.
Este Antonio, tiene un blog, taldeitali.it... estuve curioseando, y descubrí una frase que reproduzco acá y trataré de traducir:

Come è possibile? Come è possibile? Come è possibile, mi domado
a volte camminare sui prati verdi e avere l'animo triste; essere
immersi nel caldo del sole, mentre tutto d'intorno sorride, e avere
l'angoscia nel cuore... Lasciate a noi le vostre tristezze, a noi...
che non possiamo andare nei prati e non vediamo mai il sole.

-Nicola, un matto.



¿Cómo es posible? ¿Cómo es posible? Cómo es posible, me pregunto
a veces caminar por el prado verde con el ánimo apagado; estar
inmersos en el calor del sol, mientras todo alrededor sonríe, y sentir
angustia en el corazón... Déjenos a nosotros sus tristezas, a nosotros...
que no podemos caminar por el prado y no vemos nunca el sol.

-Nicola, un loco.

Basta poco, en este mundo virtual, para conocer a una persona sin tener que verle las gafas colgando de la nariz o el andar pausado o nervioso.


Questa è... una poesia breve.

domingo, 18 de marzo de 2007

From Tokyo with love

Memories are always blocked in fearful minds. Just like an antivirus, the brain avoids what can cause it pain. Years go by, and random moments are wiped out systematically, leaving every single day as a white sheet.
A moment arrives, sometimes, in which the present calms down and then we're allowed to look back. The research button attracts our attention once again, and it's so relaxing to find out that nothing was as bad as we thought. I received an email yesterday. It was Shigehiro, my japanese friend lost in the past. This unexpected links bring a new corny hope. He wrote in italian, which reminds me that nine years have passed.
When I've met him, his limited communication in english, followed by prayers in japanese (I guess he was blaming the day he didn't pay attention to his english lessons) reminded us about the whole world of words we could never have in a conversation. Then, I've learned to understand his sight, the movement of his hands, following every single facial expression to get if he was bored in Fontana di Trevi, or how much he missed his girl. We became very good friends and maybe that cultural and linguistic distance, allowed us to be closer. I came back to Colombia, he went back to Tokyo. Now he's back again and it's glad to know that those white sheets were, indeed, a hidden but detailed filed waiting to be opened. Thank you, caro Shige.

viernes, 9 de marzo de 2007

Una hora

Anoche dormí una hora. Hasta las cinco de la mañana me persiguieron ranas bronceadas en la red. Si no termino pronto la crónica para don Fernando, voy a sufrir de un calentamiento global en toda la red neuronal. Sueño con ranitas arlequín, me encuentro con lisos especímenes en la ventana, con un croar ronco en la sala.
El momento crítico fue esta mañana, muy a las 6:30 abrí los ojos y activé el piloto automático que me llevaría hasta las afueras de Bogotá. Llegué sin saber bien cómo, adormecida, con un leve temblor en las manos. Pasaron las horas quietas de Yerbabuena y me quedé frente a la ventana, viendo cómo talaban un pino tras otro. Talaron unos veinte pinos gigantes y los convirtieron en tablas amarillo quemado.
Después del almuerzo me conversé un par de cigarrillos con el count duckula. Me contó que su madre lo llevó una vez a ver una película sobre la vida de Jesús. Cuando lo estaban crucificando, se paró enardecido a pelear al lado de la pantalla de cine. Tuvieron que sacarlo mientras gritaba que no lo torturaran, que Jesús era el hijo de Dios. Ahora se ríe, pero nunca en su vida sintió una ira tan grande como ese día.
Me acordé de la historia de una viejita que se maquillaba antes de sentarse frente al televisor para que los actores la vieran arreglada. Tenía hasta una cortinita en la pantalla, nunca sobra el entrometido que fisgonea mientras ella se pasea en bata de dormir y rulos. Algún día seremos esa ancianita sevillana de rulos.

sábado, 3 de marzo de 2007

Domingo sangriento

Son las once de la noche. No hace frío y no hay brisa. Camino desde Andino hasta Mai Lirol Darlin con un kool en la mano. Llego hasta la esquina de Mizú que ahora es un almacén de máquinas de cardio. Giro a la derecha y veinte metros más allá está el barcito de los enanos. Vladimir me pasa un whisky y me prohibe pedir Red Label. Me estoy acostumbrando a tomarme un whisky puro, temperatura ambiente. A disfrutar el sabor sin el aguita del hielo derretido. Desde la barra miro hacia la puerta y veo dos rostros pálidos con reflejos de luz roja. Se besan, se separan, contraatacan.
Creo que nos empezamos a alejar de la camándula. De pronto es verdad que los prejuicios pueden dominarse, domarse, domesticarse, dosificarse. La pareja gay -chico chico- me pareció un deleite visual. No me interesa interactuar ni hacer parte de una versión cundiboyaca de Eyes Wide Shut. Sólo me dejé hipnotizar por estos dos hombres besándose al frente de los parroquianos de la tierra del Kid Divine. Delicioso, verlos, desde el otro extremo del bar. Saborosongo, como diría el Farcocalíptico.
Fue interesante. Lástima que no se dejaron analizar otro rato. Se fueron pronto. En la barra, una octogenaria de senda retaguardia y bucles quinceañeros observa a su alrededor con un desinterés calculado. La tercera edad no perdona. Dios la ampare y la favorezca!
Pronto serán las 3 am. Sunday bloody sunday.

sábado, 24 de febrero de 2007

Lola apunta al piso

Lola entra a un casino y pide que le den una ficha de cien marcos. Llega a una mesa con su camiseta de esqueleto azul cielo. Pone sus puños cerrados sobre los labios y contiene la respiración. Al fin se decide y le juega al 20 negro. La bola rueda sobre la ruleta, Lola grita y quiebra las copas, ensordece a la gente. La ruleta sigue rodando con el 20 negro como ganador. Recoge las fichas y pide que le den el dinero mientras todos la miran atónitos, en un silencio de rebaños adormecidos.
Mientras tanto, Manni persigue a un mendigo. Es Run Lola Run, otra vez, en la televisión.
Esas calles me recuerdan Trento, con señales de tránsito casi a ras del suelo, círculo de borde blanco con fondo azul, flecha diagonal blanca apuntando hacia abajo. Puede ser estúpido, pero me aterrorizaba llegar a esa ciudad maravillosa, construida para satisfacer el deleite visual de duquesas de corsés apretados. En las calles me encontraba con los mismos rostros de surcos profundos. Ellos eran animales como nosotros, animales que envejecían y que no vivían felices ahítos de devorar perdices. No miran a los ojos a extraños, miran al infinito, y si alguien se atraviesa en su campo visual, lo atraviesan con la mirada, como si no existiera. Uno se acostumbra a que la piel se vuelva de ectoplasma. Y claro, al volver a esta ciudad de las miradas, a Bogotá, el "eye contact" es insoportable. Los ojos escrutan cada milímetro, acarician, lamen, escrutan lo que no pueden tocar.
La señora que limpia la casa en la que vivo (en la que vivía hace nueve años) tiene un Alfa Romeo. Y, claro, durante ocho horas al día trapea cada esquina de la villa a las afueras de Trento. Parece un país de las maravillas, pero de las maravillas prosaicas, donde todo lo que uno creía inamovible se deforma como los reflejos de los espejos en una ciudad de hierro.
Run Lola Run se acaba. Vuelvo a la realidad bogotana,aunque en mi mente quedará incrustada para siempre esa flecha blanca apuntando al piso.


Manni: "Lola?"
Lola: "Hmh?"
Manni: "Wenn ich jetzt sterben würde, was würdest du tun?"
Lola: "Ich würd dich nicht sterben lassen."



Running One

I wish I was a stranger who wanders down the sky
I wish I was a starship in silence flying by
I wish I was a princess with armies at her hand
I wish I was a ruler who'd make them understand

I wish I was writer who sees what's yet unseen
I wish I was a prayer expressing what I mean
I wish I was a forest of trees that do not hide
I wish I was a clearing no secrets left inside

I wish I was a hunter in search of different food
I wish I was the animal which fits into that mood
I wish I was a person with unlimited breath
I wish I was a heartbeat that never comes to rest

Al otro lado de la séptima

Hoy salí al mediodía a comprarme una ensalada corral en el Tiger. El sol, como siempre, en su máximo esplendor. Paré en el semáforo de la 59, al lado de invitro. Me hubiera gustado tener una cámara en ese momento pero tuve que conformarme con contemplar una escena que se desvanecería en segundos. Duraría mientras el semáforo para los peatones estuviera en rojo. Al otro lado de la séptima, justo al frente mío, una pareja se abrazaba y jugueteaban, él trataba de besarla, ella de escabullirse. El juego prosiguió y al fin la mujer lo besó con cariño. Como suele ocurrir en las calles bogotanas, no se preocupan por el public display of affection y se comportan como si nadie los estuviera viendo. Sólo les importaba expresar su amor y abrazarse. Al lado de ellos, una monja espera el cambio del semáforo con una bolsa de pan en la mano. No se mueve, sólo mira al frente sin inmutarse de lo que ocurría a su lado. Tal vez se inmutaba, tal vez agarraba con fuerza el paquete y se clavaba las uñas con los puños cerrados. Tal vez los vio, pero no le importó, porque su amor por un hombre clavado de una cruz, podía satisfacer sus requerimientos amorosos y sexuales con la devoción que ningún ser humano podía proporcionarle.
Recordé una conferencia a la que fui cuando tenía unos 16 años, se llamaba "Misticismo y erotismo" y uno de los ponentes era RH Moreno Durán. Durante la conferencia, mencionó una de las finalidades de las túnicas sacerdotales. Según RH, son holgadas para ocultar las erecciones repetidas de los curas.
Mientras pensaba esto, la mujer seguía ahí, al otro lado de la séptima, petrificada, con la mirada clavada en un mundo platónico desprovisto de deseo.
A los pocos segundos, el semáforo cambió. La escena se desintegró, como si los personajes de un cuadro cobraran vida. La pareja se agarró de la mano y cruzó. La monja, dentro de su hábito hermético, hizo lo mismo. Nunca sabré qué pensó, si tal vez nunca se inmutó de lo que ocurría a su lado, o si despertó en ella imágenes perversas.

lunes, 19 de febrero de 2007

La vida en rosa

Romeo se casa con Julieta, Othello con Desdémona. Ulises vuelve joven y musculoso a los brazos de su Penélope. Werther conquista el amor de su chica. Macbeth y su Lady deciden unirse a Greenpeace y no aniquilan al planeta entero. Es lo que todos quisiéramos, no? Por eso es tan cruel su destino truncado. Si el conde Pátula hubiera reencontrado a su amor después de la guerra... no hubiera existido ese Drácula despiadado. Pero no pasa, porque los colores de rosa, las bombas de colores quedaron relegadas a la franja maldita de la televisión colombiana. La bruta se casa con el rico, el mendigo es hijo de un magnate, ignorante de su destino, cambiado al nacer por el villano de la serie.
Y, como pasa en La rosa púrpura del Cairo, cuando el personaje de la película salta a la vida real, no entiende por qué no se desvanece el mundo cuando besa a su amada. Así son las películas, enfocan el jarrón cuando la pareja tira.
En medio de tantos amores imposibles y de crecer viendo y leyendo ficciones tan ficticias, comprendemos, humildes mortales, que nuestra educación sentimental ha quedado a medias. Sólo sabemos que amar es dramático, que si uno se va a volar con el novio, la madrastra mala va a interceptar el email. Si uno se casa con un moro, la vecina le va a llegar con el chisme de que uno le está poniendo los cuernos. Ese universo inexplorado, el mundo de color de rosa y pajaritos de fondo, nos coge "fuera de base", con una torpeza única en el reino animal.
Si para escribir hay que estar envuelto en una capa pestilente de humo de cigarrillo, íngrimo, lánguido y con la mirada de ternero degollado por un amor no correspondido!
Como lo único que leemos son historias de desencuentros, es lo único que sabemos hacer y lo único sobre lo que escribimos. Malditos poetas malditos! Down with love!
Rico sería saber qué pasa con un Romeo en sus cincuentas, cascarrabias, mientras Julieta friega el piso de la cocina y pone la pasta. Nunca lo sabremos. Esa escena es prosaica, vulgar, indigna.
Se queda uno con la espina incrustada, con un inmenso signo de interrogación atravesado en el cerebro -como el crayón de Homero Simpson- y sólo atina uno a preguntarse a sí mismo: -mí mismo, what if...?

sábado, 17 de febrero de 2007

Caída del tacón

Paseo por Invitro anoche después de una semana entera buscando la clave del bronceado de las ranas sabaneras. Mario, una tonada tras otra, parecía transportado por los acordes de I will Survive. Después de largas disertaciones, descubrió Rocío que, peor que caerse de la torre es caerse del tacón. Claro, dije yo, resbalarse con una cáscara de plátano, por ejemplo, es un accidente. Caerse del tacón, en cambio, implica hacer el ridículo por haber buscado un descalabro de esas proporciones.
La caída del tacón, que obliga a la damnificada a cojear con el taco en la mano, revela que le vendieron -o que compró deliberadamente- tacones versace chiviados. Incómodo y humillante caminar -como quien no quiere la cosa- con un pie trepado en 15 centímetros, y con el otro pie haciendo el esfuerzo de llegar a ese mismo nivel, sin apoyo alguno.
El ridículo estrella -sí, hay uno peor-, ocurre cuando el tacón no se rompe pero queda incrustado en una rendija del piso. La pobre señorita queda anclada, sin poderse desprender del suelo, clavada con toda su miserable existencia, sin poder disimular el aprieto del que no puede librarse.
El tacón cuadrado, dice Rocío, hasta se lo arregla a uno un zapatero. El tacón puntilla ya es otro paseo, perdiendo para siempre la inversión irrisoria en una copia mal armada de los Versace anhelados.
Peligroso caerse desde lo alto de un tacón, patético confesar que todo es culpa de la señorita pretenciosa, cabalgando en escarpines de poca monta.
Hay que cuidar el tacón, para incrustarlo en hígados de personajes que parecen salidos de una película de Woody Allen.

jueves, 15 de febrero de 2007

Lluvia con nieve (y tráfico...)

Desde ayer recuperé la ciudad perdida. La Bogotá hundida en los recuerdos, de cielo gris y pasajeros enterrados en sus tumbas rojas sobre ruedas. Vuelve la lluvia, en principio purificadora, pero en este caso agresiva como un gato al que le rascan la panza.
Detrás está la tele, una película brasileña que confundí con Gato Negro, Gato Blanco de Kusturica. Detrás de la pantalla del laptop, una figura difusa que me habla a través de letreros. El maravilloso chat, faraway so close. Nice.
Indago sobre el bronceado de las ranas arlequín, esculco la caja de Pandora, llamado por los fieles paganos "Google". Saltan ranas por doquier, sapos toro, elegantes sílfides de colores fosforecentes.
Los ojos se cierran por madrugones a los que no me acostumbro. Las seis son para dormir! Para darse vuelta y reacomodarse entre las cobijas y las almohadas. Bueno, nada qué hacer en un país devoto de la Santísima trinidad: Madrugar, trabajar, orar.
No cumplo la tercera, por un dogma que me impide imaginar un todopoderoso revisándome con su webcam, a ver si fui piadosa y misericordiosa.
Mañana será otra lluvia, otro pilates con bolita azul, otro encuentro impredecible.

martes, 13 de febrero de 2007

El circo de la treinta

Ayer pasé al frente del Campín y estaba ahí, espléndido, el circo de los Hermanos Gasca. Me acordé del circo al que fui una vez cuando era chiquita. La mujer que se convertía en serpiente, los elefantes, esos animales gigantescos que pensaba que existían sólo en los cartoons. Mientras pasaba por ahí me acordé de unas manzanas gigantes cubiertas de caramelo y de los payasos, octogenarios con pantalones de puntos rojos. Johann, mi amigo que murió el año pasado, había hecho una crónica sobre los hermanos gasca y recuerdo su frustración cuando salió una similar en Gatopardo. Nada peor que dedicarle meses a un texto -que debe ser primicia por definición- y que otro pelafo se le adelante a uno. Los circos de Red Hot Chili Peppers, de Annie Lennox, con malabaristas de mirada perdida, con animales sin color.
Después llegué a mi casa y me prometí que iría antes de que se acaben las funciones. The show must go on.

domingo, 11 de febrero de 2007

El lector compungido

Tengo un antifan fiel: Karl2002. Se trata de un individuo dedicado a dejar insultos deliciosos al final de mis columnas de El Tiempo. Ha tenido la osadía, addirittura, de insultar a mi madre en sus columnas. ¿Será que me aporrea porque me quiere? Creo yo que más bien me aporrea porque quiere que un día se cambien los papeles: que sea él quien escriba columnas. Claro que, con esa actitud, querido NN, no vas a llegar a ningún Pereira. El resentimiento social e intelectual dejó de estar de moda en los sesentas.

Dejo esta columna inédita (ya sólo saldrá acá) sobre los foros virtuales de Semana.com, "Ser jóven en Colombia". Salúd.


Los foros de eltiempo.com se han vuelto un espacio para insultar a los columnistas, afirma Daniel Samper. Tiene razón. El otro espacio de participación de los lectores, los comentarios al final de cada columna, se han quedado en ese nivel primario de madrazos injustificados. No se ha superado la fase del insulto y de las opiniones despectivas. En ese caso, es necesario regular el tono que utilizan los lectores. Es interesante leer las críticas frente a lo que uno escribe, pero ya no es tan enriquecedor cuando se trata de afirmaciones que atacan a la persona y no a sus argumentos. En ambos casos, el columnista o moderador se pone como carne de cañón frente a una multitud enardecida. Debido a que cualquier persona que tenga acceso a Internet puede participar, habrá que regular un foro democrático en el sentido cabal de la palabra. Los pros, un debate con puntos de vista inesperados e innovadores, los contras, insultos enmascarados en identidades falsas.


Cabe preguntarse, sin embargo, qué tanta injerencia tiene el moderador en la calidad de un foro. Está visto que un espacio de opinión abierto a los lectores, debe enfrentar una serie de dificultades cuya superación define el nivel de los debates. Semana.com ha instaurado ciertas reglas del juego que garantizan, de entrada, el respeto de los foristas al moderador y entre ellos mismos. El participante que insulte, difame o utilice un lenguaje soez, será bloqueado a la tercera advertencia. Esta herramienta permite que los debates se centren en el nivel de argumentación y no en el color de los insultos. Claro está, explotar esa herramienta depende únicamente de la dedicación y de la paciencia del moderador.

Hay que tener presente que un foro virtual no requiere la misma dedicación de un foro “real”, pero sí es fundamental mantener actualizado el debate y no dejarlo a la deriva. La racha inicial de insultos se depura a medida que los saboteadores se aburren y a medida que se dan cuenta de lo interesante que es debatir sin insultar. Si los foristas entran y se dan cuenta del tono subido que utilizan los demás, y el moderador brilla por su ausencia, actúan con vandalismo, como si entraran a un almacén sin vendedores ni seguridad.

Después de unos cuantos meses, se depurará el nivel del debate y la cantidad de participantes: el espacio de discusión se convierte en una comunidad virtual en la que ya no será necesaria la represión –el bloqueo de un usuario- pues ya ellos mismos reprenderán, no sólo a los que insulten, sino a aquellos que traten de sabotear el debate al desviar el tema.

Unos seis meses después, logra instaurarse un espacio de debate, con unos diez participantes fijos. Los participantes acentúan sus opiniones en el foro y suele ocurrir que dos de ellos tomen posiciones antagónicas y lideren el debate para luego cederlo a otros dos participantes. Esta dinámica es espontánea y se alcanza cuando ya no es un imperativo frenar los insultos inoficiosos. El foro Ser joven en Colombia, pasó por ese proceso. El primer estadio es el de anarquía total, y sólo después de un tiempo el mural de graffitis obscenos se vuelve un centro de discusión virtual donde lectores y periodistas pueden intercambiar opiniones interesantes y depuradas. El espacio que ofrecen los medios de comunicación, como El Tiempo y Semana, en Internet, es tan útil como desconocido. Y su desconocimiento puede derivar en que nunca se explote a cabalidad una herramienta desde la que se puede instaurar un debate pluralista. Depende, entonces, del moderador la calidad de una herramienta de doble filo.

sábado, 10 de febrero de 2007

Colombian Splendor

La Latina antenoche. Después de un rato en Eleven en un plan un poco desorientador, con encuentro incómodo con ex a bordo. Nada peor. Sabia decisión partir hacia este bar de la 82 con 20, con lecaritos y Jose. Si no fuera por las noches de Bogotá, por el caos contenido, nuestro esplendor se opacaría como la corona de latón de miss colombia, 1956.

Godot

Otro sábado, igual a los anteriores. No hay más flores en el jardín ni desórdenes nuevos en mi habitación. Aumenta el cansancio por la espera, una espera interminable y agotadora. Pero nada más puede hacerse. No puedo decir que me hayan impuesto esta espera desesperante. Lo escogí yo. Los minutos pasan, cambio canales, las sombras desfilan por las paredes blancas, se oculta el sol pero el tiempo no pasa.
Catorce cigarrillos por minuto, dos momentos de distracción.
Y todo sigue igual, a pesar de las luces de los semáforos y de los ladrones de billeteras de la Caracas.
Nos acostumbramos a esperar, nos imponemos salas de espera en todas las circunstancias de la vida, esperamos que llegue el día en el que podamos migrar, esperamos encontrar una persona que satisfaga los requerimientos paternos y los requerimientos propios. Pero no aparece, no llega, como si el botón de PAUSE se hubiera atascado, como si esperar fuera una constante ineludible. Millones de Marios Bros, en PAUSE, con una bola de fuego a un milímetro de la cara. Las bolas de fuego que lanza Koopah (así se llamaba?) mientras el enanito de bigote y gorra roja se da cuenta de que nunca pasará el castillo y de que nunca rescatará a la princesa. Ni Mario, ni Luigi, y la princesita cándida y encandilada y encadenada se quedará a hacerle compañía al dragón del castillo. Las flores psicodélicas se consiguen a la vuelta de la esquina.

jueves, 8 de febrero de 2007

Calentamiento Brutal

Después de ocho horas de sol, de siete horas y media esquivando el sol, quedé medio deshidratada, medio enfurecida... o debería decir emputada? Seguro que sí, pero dejemos el término polite, decente, el que uno utiliza después del empute: enfurecida, furiosa, fúrica.
Traté de leer la prensa, que sólo me decía lo que mi cara confirmaba: calentamiento global, vacas sin pasto en la sabana cundiboyacense, flores rostizadas con el frío. Nada nuevo -paradojica y tristemente- bajo el sol. La mente se turba, ya saben, como en tardes de sol playero: sólo quiere unA leerse una revista con más fotos que texto y tumbarse en la sombra. Sí, lo sé, es estúpido ir a la playa a esconderse debajo de un parasol o de una palmera. Pero el sol no me trata bien, me saca pequitas alrededor de los ojos y no hay nada peor en la vida que las pecas estilo Heidi de las praderas.
Nunca pensé que me hartaría del sol en Bogotá. Pero parece como si cada día quisiera quedarse unos minutos más y más. Como esos soles de verano florentino, carajo qué horror, ala! El sol en la pupila hasta las nueve de la noche!! Y ni qué decir cuando se está en una autopista, yendo hacia el occidente. La pupila perforada es lo mínimo que uno debe esperar.
Hasta hicieron playas artificiales en Bogotá, en esta ciudad tan endemoniadamente alejada de todo asomo de mar. Pero bueno, such is life in the fuckin' tropics, como dice un amigo. Nada debería asombrarnos, ni siquiera que ahora uno pueda pasearse con chingue por la séptima.
Lo bueno de esta oleada de calor es que podremos ver a Bogotá, POR FIN, en Google Earth.
El sol se ocultó, por fin.

lunes, 5 de febrero de 2007

Sol en el ojo y Manu en la cartera

Hoy llegué a la una de la tarde a mi recinto monacal. El sol arreciaba como nunca. A pesar de esquivarlo con bloqueadores factor 45 y con sombrillas dieciochescas, volví a casa, otra vez, con las mejillas y la nariz enrojecidas y adoloridas.
Estuve toda la tarde, como se ha vuelto costumbre, leyendo en la hacienda del difunto Rufino. Guillo me pasó una novela, quiere que haga una reseñita para el viernes. Se llama "Nuestras vidas son los ríos" de Jaime Manrique. Es la vida de Manuelita, la amante aguerrida incrustada en paraísos tropicales. Al principio me pareció acartonado el tono, los términos, pero, a medida que descendía el sol en la Sabana de Bogotá, se me hizo más real, menos artificiosa.
Así pasó la tarde, en medio de revolcones de alcoba entre el prócer (tal vilipendiado ahora por chávez) y su Manuelita.
Como llegué después del mediodía, sendos octogenarios se mordieron los codos en señal de duelo pero, sobretodo de ira. La culicagada otra vez desafiando los horarios inquebrantables de la honorable hacienda.
Yo sigo de largo, me tapo los ojos, los oídos y la boca. No oigo ni veo ni entiendo, llego a mi recinto sagrado y me entrego a las delicias de la lectura con un buen paquete de kool al lado.

viernes, 2 de febrero de 2007

El tío de Seth

Antenoche encontré en Tower la última novela (más testimonio que otra cosa) de Vikram Seth. Se llama "Dos vidas". Hacía varios años no me esclavizaba en una lectura de esa manera. Las páginas están impregnadas de guerra, de la segregación judía en Alemania. Todo esto, fruto de un baúl que Vikram encuentra en el ático de la casa de Shanti, su tío. Aunque es desgarrador el hiperrealismo con el que se describe ese momento hasta el menor detalle, siempre existe esa esperanza de Shanti de reencontrarse con Henny.
Un indio y una judía alemana. Por azares de la historia se separan durante una década. Qué los une? Unas pocas cartas que sobreviven, que atraviesan el continente, que superan controles y ataques. Cuesta hablar de esta novela, porque es como haber presenciado lo que ellos vivieron.

lunes, 29 de enero de 2007

Susto punto com

Después de un viaje relámpago al corralito de piedra, volví con unas cuantas muelas de cangrejo en el duodeno y un jetlag del que no me repongo. Estuve en pocos conversatorios porque de un día para otro, no sólo es inhumano sino imposible mantenerme despierta. Llegué a las 8 de la mañana a dormir. El hotel estaba bien, al menos esta vez no tenía que esquivar un mico para llegar a mi habitación. Tiempos aquellos del Hotel Central.
Boté mi morral en el piso y me eché a dormir toda la mañana. No fui a ver al ilustrísimo nobel nigeriano, pero mi queridísimo Espinosa hizo una reproducción bastante cercana del tono de su voz y de su mirada circunspecta. Ya al medio día me metí a un debate entre Enrique Santos y Sir Simon Jenkins. El debate, dentro de un recito del Claustro de Santo Domingo, con un aire acondicionado adecuado para esquimales, giró en torno al periodismo del siglo xxi.
Los periodistas le tienen pánico al internet, decían. Un temor ancestral. Temen que la prensa escrita muera de una vez y para siempre. Hasta mencionaron que The Economist ya había vaticinado cuándo moriría el último lector de periódicos: en 2047. Si llegara a ser cierto, Won Kar Wai se habría descachado por un año. Mi opinión personal, subjetiva etcétera, es que internet es una herramienta. Las herramientas no son buenas ni malas. Es el hombre quien las pone a su disposición. Ahora, si el hombre no sabe ni siquiera dónde está parado, entonces no sabrá usar esta herramienta. Y sería el fin. Mentiras, tampoco se trata de ser fatalistas.
Creo que la prensa escrita ha sobrevivido a cosas peores, como el desinterés de los lectores. Pero mientras haya un sólo individuo interesado en saber qué pasa más allá de su casa y de las montañas que rodean su ciudad, existirá el periodismo. Delete.

domingo, 28 de enero de 2007

de mucho hay

Aquí reportando desde el Hay Festival de Cartagena. Mucho escritor, mucho sol, dolor de cabeza por el aire acondicionado de la sala de periodistas. Pero bueno, siempre es grato volver a estas callecitas, a este corralito de piedra tan bien custodiado de la desolación y del calor pegachento de la periferia. Sad, very sad, but true. Esta noche, a las diez, volveré a Bogotá, el refugio helado en medio de las montañas. Desde allí encontraré la paz perdida. Chateo con un individuo anónimo: aparecen palabras en mi messenger de una persona de la que desconozco todo, no sé su nombre ni edad ni nada, debe ser una niña de doce años o un octogenario cantonés. Todo puede ocurrir.

jueves, 25 de enero de 2007

Nalgadas

Muy divertidos los comentarios, para qué. Si los lectores no discreparan, no me interesaría escribir.
Have fun:

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3410631.html

martes, 23 de enero de 2007

Los techos de los buses

Parece que mañana sale una columna en El Tiempo. Amanecerá y veremos, como dicen por ahí. Por lo pronto, tengo toda mi energía centrada en el engendro que se está alimentando de toda mi energía: es una mezcla de peste decembrina y trasnocho de lunes. Nada que hacer, back to work: back to bed early.
El atardecer de hoy me hizo sentir, por un momento, en Bs As. El sol sobre los techos de los buses, las calles, justo cuando pasaba en transmilenio por el puente que hay en la 92. Me hizo querer un poco esta ciudad. Por un momento dejó de ser hostil. Aunque, ahora que lo pienso, y sólo ahora, tal vez la hostilidad no estaba en la ciudad sino en mí.

domingo, 21 de enero de 2007

Dots

A mi izquierda, un cenicero de franjas negras y grises. Detrás del computador, arriba, un dibujo. En el cenicero hay dieciocho colillas. Un cigarrillo prendido en mi mano derecha. Son las 7:23 pm hoy domingo 21 de enero.
Mañana vuelvo a las colinas de la deshonra, más allá del Castillo del bisabuelo de Paco.

A través del espejo

Cavilaciones en la almohada

No creo que sea tan interesante hablar de mis cavilaciones en este blog. Primero, porque mi memoria a corto plazo les permite una vida de 24 horas y, segundo, porque cavilaciones implica incertidumbre, imposibilidad de poner en palabras.
Ayer, durante la despedida de Marianina, me di cuenta de que salir del país es un inevitable. Todos nos preparamos para ese ritual de paso, nada de lo que hacemos aquí en Colombia importa. Es triste pensar que veinticinco años han sido sólo un "limbo" preparatorio para acceder a esta "vida" después de la muerte.
Marianina se va a Madrid, uno o dos años. Después Londres. Yo estaré en otro lugar durante otros tantos años. Y así se disgregan las vidas y se pierde el curso de las relaciones estrechas que creíamos inquebrantables.

viernes, 19 de enero de 2007

Caída desde lo alto de la torre de la razón pura hasta lo más profundo de la razón impura

Anoche, conversando con el Señor Alcalde de Bogotá (o al menos, candidato entusiasta a la alcaldía a fin de resolver asuntos neurálgicos como el problema de transportes en la capital de Colombia), nos enfrascamos en una discusión sobre el hipertexto en Calvino y sobre la despenalización del aborto. Y bueno, también sobre la desidia que produce una realidad estancada en fórmulas caducas (me encanta este adjetivo).
Cuando hablamos de Calvino, le conté en qué consistía el hipertexto, pero su cyberfobia me impidió utilizar el Internet como ejemplo perfecto para ilustrar este concepto. Para todo tenía un "pero" seguido de un "por qué?". Êl mismo reconoce que es un "nene", preguntón, inquieto, consentido. Un alcalde consentido, qué desastre administrativo!
No es un "nene", pienso yo. Al menos no es el clásico "nene" dedicado a pop corn movies y a sonreir "como si aquí no hubiera pasado nada". Me pareció reconfortante reconocer en otro unas cuantas inquietudes que zumban en mis oídos en la vigilia y en el sueño. -No soy el único bicho raro-, fue lo que atiné a decirle cuando sentí como si me estuviera leyendo la mente a medida que hablaba.
Pero esa será historia de otro post, o harina de otro costal.

jueves, 18 de enero de 2007

Un buen día

Esto es lo que he estado oyendo todos estos días. Mucho bonitow.

One Fine Day

I like to reminisce about a time I’ve never had
A book that no one read
A film that never made me sad
And you remind of a place I’ve never been
And something no one said
When I was 17

One fine day
In the middle of the night
You’ll wake up in it
One fine day
In the middle of the night
But you probably won’t admit it

Remember when we never struggled through
A bad time we never had
A love we never fell into
Please don’t remind me to forget
Cause forgiveness is a place
I ain’t got used to yet

One fine day
In the middle of the night
You’ll wake up in it
One fine day
In the middle of the night
But you probably won’t admit it

All I ever wanted
Was to radiate your home
But I guess it doesn’t matter

So come reminisce about a time we didn’t have
I hear there’s a sequel to that film that never made you sad
Don’t rewrite my history
Cause you’ll never really know
How much you didn’t mean to me

One fine day
In the middle of the night
You’ll wake up in it
One fine day
In the middle of the night
But you probably won’t admit it

Luces verdes

Me gusta caminar por las calles de Bogotá, me encanta sentir cómo la contaminación de la 7a se incrusta en mis pulmones. No cambio por nada el ruido de la ciudad, el desorden, los papeles, el smog. Los amantes del campo dirán que es malo para el organismo y para el alma. Pero me gusta. Así como decidí no abandonar el cigarrillo. Si no hiciera bien, la gente no fumaría.
Ayer me levanté como a las 11 y estuve echada en la cama pasando canales. Vi una película en la que unos marcianitos hacían una copia de la Tierra... divertida. Vi un poco de Jackie Chan (no tenía el control remoto en ese momento), un pedacito de El Zorro y Look Who's Talking.
Pareciera, según esa última película, que tener un hijo es pan comido. Lo he pensado mil veces, no sólo hala la biología sino la cultura. Mi madre se burla de eso y dice que todas las mujeres acá quieren "casarse y tener hijitos para el Cielo". Divertido.
No quisiera recordarle que ella tiene tres. -jeje-.
A pesar de que varias veces he pensado en la posibilidad -sin the whole package: marido, matrimonio, familia del marido, domingos donde los suegros-, de buscar un prospecto en un catálogo de Versace, invitarlo a comer, luego darle unos cuantos whiskies y enredarlo cual quinceañera. Después lo mando en un taxi al aeropuerto y nunca le cuento que tuvo un criaturo en Latinoamérica. Suena descabellado? Many women do that.
There's nothing but green lights from here...

lunes, 15 de enero de 2007

La educación sentimental

Anoche, recién llegada de una finquita en Tabio, empecé a buscar un libro en la biblioteca de mi sala. Se lo tengo que entregar a mi hermana con urgencia, pero no apareció. De pronto vi un libro grande, de lomo rojo: Flaubert, Tutti i romanzi. Tascabili.

El libro es del tamaño de un diccionario, de papel periódico. Gracias al tiraje y al papel, cualquiera podía conseguirlo en una estación del tren de Italia, por diez mil liras. Claro, ahora cuentan en euros, entonces serían cuatro.

Acá seguimos preguntándonos circunspectos por qué la gente no compra libros de 80 mil pesos... por qué? por qué? No leen y los tirajes más altos son de tres mil ejemplares. Bueno, he aquí la respuesta. Vendan las obras completas de Flaubert por 10 mil pesos, y las librerías no darán abasto.

Abrí el libro, justo en la Educación Sentimental. El ensayo que precede la novela, habla de "el mejor texto jamás concebido por Flaubert" pero, era también, claro, el más largo. Empecé a leerlo a las nueve y media de la noche. Como "acompañamiento", un par de cds, primero Brahms, luego Beethoven. Casi nunca pongo los cd's que heredé de mi hermano, pero después de este fin de semana, a punta de sonatas, cuartetos, etcétera, me di cuenta de que es la mejor manera de domesticar la rabia y el desencanto.

El pobre Frédéric, profundamente enamorado de una mujer casada con la que nunca ha intercambiado más de unas cuantas palabras, destina toda su existencia al sufrimiento por este amor imposible. Pasea por las calles vacías del Barrio Latino, en pleno verano, espera encontrarse con alguien, mientras ruñe su desolación casi con placer.

Y mientras tanto, me fumaré un cigarrillo, por sugerencia de un extraño.

miércoles, 10 de enero de 2007

No es elemental

El día está soleado en Bogotá. Lástima que eso no siempre funcione. Por ahí dicen que "al mal tiempo, buena cara", bueno, en este caso es al revés. Sigo escribiendo este blog, no sé bien para quién o para qué, de manera un poco utilitarista. Yo escribo, ustedes leen. Es más fácil así. Así al menos disminuye el ruido en mi cabeza. He estado todo el día pensando en un artículo sobre la condena de Hussein, leo artículos en Semana, veo noticias en BBC News. Sigo con el mismo embrollo: ¿cómo decir que es una brutalidad ahorcar a un genocida sin decir que estoy defendiéndolo?
No es elemental, mi querido Watson. Quiero decir que me parece horripilante que hayan difundido el video y que el pobre, tal vez sin saber que iban a hacer un circo de su ejecución, pidió que no le cubrieran el rostro.
Bueno, ahorita tengo que irme a hacer vueltas mamonas que tiene que hacer la gente cuando se independiza -pagar el celular, consignar esto y aquello- y espero resolver cómo escribir esa columna hoy, a ver si puedo disfrutar un poco de este sol de montaña.
Any clues?

martes, 9 de enero de 2007

Saddam en YouTube

http://www.foromsn.com/index.php?Ver=Mensaje&Id=230355

En este link encontré el video de la ejecución de Hussein. Lo puede ver cualquier persona sin restricciones. Debo confesar que me costó mucho verlo, pero que lo hice, impulsada por la curiosidad y también por morbo. El resultado no fue el que esperaba: a pesar de saber que ese hombre era un tirano y un genocida, lo único que vi fue un hombre ahorcado al mejor estilo del Far West.
Ahí les dejo el link para que me digan qué opinan.

miércoles, 3 de enero de 2007

El rulo

Pocos días antes del año nuevo, Mao tuvo a bien dirigirse al Oasis. Unos minutos después, ya en la terraza blanca con jacuzzi al aire libre, se acercó a una señorita de luengas cabelleras y mirada esquiva. -Cómo te llamas?,le preguntó. -Me llamo Johanna, -respondió la señorita. Mao le ofreció un ron y le dijo, como si tuviera ante sí una aparición: -¡¡Jlo!!-. Johanna levantó las cejas sin comprender pero sonrió complaciente, -sí, sí, como yeilo-.
Todo era perfecto.

Conversaron toda la noche, y antes de partir, Mao anotó su celular en un trozo de cajetilla de Marlboro. Ya entrada la mañana, lo vimos llegar, con sonrisa triunfal y su trofeo en la mano: el teléfono de Jlo. -Es hermosa, -repetía sin cesar.
Su descripción, nublada por un estado prematuro de infatuación, creó a una Dulcinea, cuya perfección retaba la capacidad de descripción que le proporcionaba el español. Era tan dulce y tan bella, ella, que le faltaban las palabras.

El almuerzo transcurrió tranquilo, y sus ojos obnubilados contemplaban el infinito, en espera de un encuentro ese mismo día, que tendría lugar en la peluquería "Gonzalo", al lado del terminal de transportes.

En breve salimos del Peñón (rebautizado cariñosamente como El Preñón) en busca de la amada doncella de nuestro Quijote tropical. Largo fue el camino hasta el paraje donde Jlo esperaba. Las calles girardoteñas o girardotenses atestadas de flotadores, griles y triciclos se nos antojaban idénticas. Volteamos por una calle desierta y allí, a la izquierda, yacía en pose sepsi la despampanante Jlo.

Los ojos de Mao se aguaron por la emoción y se tomó un par de rones para aquello del coraje. La fermosa dama, en plena sesión de embellecimiento, apareció en medio de la calle con su melena enrollada de graciosa manera en unos veinte rulos. Su capul, en sendo rulo rosado prominente, sobresalía por encima de los demás. Su amiga Diana, se bajaba en ese momento de la moto que parqueó al frente de "Gonzalo". Instantes después de bajarnos del carro, entramos a la peluquería.

Jlo nos saludó con timidez y cubrió su rostro con diez uñas multicolores, salpicadas de formas florales. Mao, transportado de amort, quiso secuestrarla, pero ella se resistió mientras Diana correteaba a Mao2 (otro acompañante de la caravana) para que no se montara en su moto.
En tono sereno, Jlo le dijo a Mao, -No puedo irme ahorita, porque me falta que me hagan el cabello y las uñas-. Ante semejante negativa, Mao se lanzó desesperado en busca de un beso. Jlo lo rechazó con suavidad y Diana, ya con las llaves de la moto en la mano, le atestó sendas nalgadas.

El regreso al apartamento fue lúgubre. Mao, cabizbajo, observaba abyecto los retratos que logró de Jlo con el celular de Paco. -Oh rulo adorado! Oh Jlo de mis amores!, -decía en medio de un desconsuelo sin fin. Para sorpresa de todos, le bastaron los gusanitos-flotadores de la piscina, para olvidar el episodio y reírse mojándonos a todos. Por ahí dicen que el amor es eterno mientras dura. Pero el amor a JLo from Girardot, dura, como dicen los poetas, una exhalación.

viernes, 29 de diciembre de 2006

Año Nuevo en Chibchombia

Hace ya varios años que espero el año nuevo con cierta desesperación. Sólo puedo compraralo, tal vez, a esas noches de insomnio en las que queda sólo un cigarrillo y muchas horas mirando al techo. Antes, ya saben, existía la tranquilidad de vivir con los padres, de que todo estuviera asegurado hasta en el menor detalle. Pero ahora, el fin de año es un gran desespero, porque, claro, a todo el mundo le importa un comino si uno necesita un café internet, si tiene que salir a comprar cosas (comida, cigarrillos). La ciudad, esta maldita Bogotá, se paraliza como si fuera víctima de un invierno sueco. Nada se mueve. Todos los locales han migrado como aves rapaces al Caribe. Se aglomeran en las calles, hacinados.
Me gusta Bogotá así, no sé por qué pero me recuerda esa ciudad gris de Momo, con unos señores misteriosísimos paseando por ahí, en medio de la nada.
Pero quiero irme.

jueves, 28 de diciembre de 2006

La lengua en el piercing

Saliendo ayer de Goa, me dijo Xpectro que somos una sociedad tribal. Ha vuelto la necesidad de incrustarnos trozos de metal en el cuerpo. Ha vuelto el deseo de marcar la piel con tintas de colores. Siempre me acuerdo de un documental que vi en natgeo, de una tribu africana donde hay una especie de Mister Universe. Los hombres se pintan la nariz con una tinta blanca y abren los ojos: mientras más blanco se vea, más sexy es.
Los piercings y tatuajes, en mayor y en menor tamaño y cantidad,parecieran representar un ritual de aceptación dentro de un grupo social. Y, claro, además del contenido sexual y fashionista (como dicen los chicanos de Mtv).
¿Por qué hacerse un piercing? Preguntan los escépticos que ponen cara de amarguísimo cuando lo ven. Pues, ¿Por qué bañarse?, ¿Por qué lavarse los dientes? ¿por qué el perfume? Como si no fuéramos artificio en todas las facetas de nuestra vida. Pero claro, no sobra el escandalizado que condena todo artificio: tal vez prefiera andar por ahí en taparrabos. Lo que tal vez no le guste saber es que, justamente, los grupos humanos más "despojados" de artificio, son aquellos que más intervienen su cuerpo. Lo tatúan, lo rasgan, lo perforan, lo deforman. Así que, ¿qué prefieres?

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Golpes con fémur de mamut

Cada vez que un amigo mío se cuadra, aparece ante mí la imagen de los aborígenes australianos. Sí, el nexo no es evidente a primera vista, pero lo digo porque parece como si empezara un ritual absurdo, una especie de tránsito de la adolescencia a la adultez, pero en este caso, un paso de la soltería al noviazgo. Los comportamientos mutan de manera absurda, como cuando un aborigen tiene que cortarse la cara para que los otros en la tribu lo respeten. Uno de estos rituales absurdos, consiste en que deja de ser mi amigo mientras tenga a una chica a su lado. Sencillo: los hombres cuadrados no pueden tener amigas. Ya me ha pasado más de una vez, y me siento viendo NatGeo. "La hembra defiende su nido de manera salvaje. Cualquier ser viviente que se aproxime a su macho, es aniquilado con sus garras afiladas".
Este comportamiento me produce dos sentimientos contradictorios. Por un lado, me da tristeza porque mi amigo entra en una especie de "año sabático", y no puedo verlo. Por otro, me parece el comportamiento más divertido de todos. Nos recuerda que no estamos tan lejos de lo primitivo, de lo irracional.
En este momento, recuperé dos amigos que acaban de terminar con sus novias, y perdí tres. Sólo espero que las "celosas" se den cuenta, al menos, de lo divertidas que se ven.
Si estuviéramos en la edad de piedra, las tres estarían persiguiéndome con fémures de mamut en la mano. Menos mal que ahora expresan su territorialidad sólo con miraditas displicentes. Mucho menos nocivo, naturalmente.

Estampida

27 de diciembre. La ciudad se va desocupando y todos migran en estampida para la costa. Cartagena y sus putitas, Cartagena y su música electrónica, Cartagena y sus drogas. Todavía no sé si me sumaré a la manada. A veces me da un arranque y quisiera meter ya los pies dentro del mar. Después me acuerdo de la señora que me ofrece la trenza, del pelao que me quiere vender ostras a toda costa. Entonces pienso que mejor quedarme acá, ver cómo lentamente se apagan las avenidas y cómo los transeúntes aparecen cada muchas cuadras, como fantasmas.
Anoche me puse a pensar en que debería dejar de fumar. Como ya aprendí cómo se dice cenicero en inglés, pude explicarle a mi amigo sueco la sensación: "my mouth is like an ashtray". Hoy no me he fumado ni un cigarrillo. Lo considero un pequeño triunfo si tengo en cuenta que ya me habría fumado medio paquete. No canto victoria. No me lo impuse como propósito de año nuevo. Sólo disfruto que hoy, 27 de diciembre a las doce y cuarenta del día, no me he fumado un sólo cigarrillo.
Tal vez pueda pedirle a mi amigo sueco que me regale una pequeña dosis de tabaco. Ese que se pone en las encías. Así puedo abandonar el hábito y luego la adicción a la sustancia.
O tal vez, sólo tal vez, pueda reemplazarlo por un vicio menor...

martes, 26 de diciembre de 2006

Vallenatos (2)

El segundo post de este blog, era sobre una carta que mandaron a El Espectador a propósito de mi columna "El señor matanza" (http://magdelatorre.newsvine.com/_news/ 2006/11/28/460209-el-seor-matanza-el-espectador).
En resumen, yo denunciaba que estaba circulando una canción de los Hermanos Zuleta en la que vitoreaban a los paras. En la carta, me decían que no era cierto, para luego darme la razón.
Mi respuesta a esta polémica, la pueden leer a continuación, para que se diviertan como yo, con esta reyerta inesperada y pintoresca:

--------Vallenatos (2). El Espectador---------

El norte y el sur de Italia se odian de muerte. Uno de los partidos políticos más fuertes del norte, la Lega Nord, abandera la iniciativa de partir el país en dos, a fin de dejar de mantener con sus impuestos a los terroni (campeches) del sur. Mafia, pereza, delincuencia: esa es la imagen que se impone en Trento, en Bolonia, de Sicilia y Nápoles. No es novedad que un país se divida por regionalismos. Nuestra nación tiene sus propias inapetencias locales: los de Antioquia con los del interior, los de Barranquilla con los de Cartagena (hasta les tocó bautizar “Cordialidad” a la carretera que los une para limar asperezas).

Este argumento fue el que utilizó María Consuelo Araújo cuando la cuestionaron por seguir de canciller a pesar del proceso del que son protagonistas sus hermanos. Denunciaba ataques discriminatorios por parte de los políticos del interior, por ser ella una mujer vallenata. Porque, claro, en medio de las reyertas de costeños, paisas, cachacos y demás, ser vallenato se ha erigido como motivo de orgullo.

El Festival Vallenato, por ejemplo, fue prioridad para Consuelo Araújo, denigrando manifestaciones culturales “foráneas” como Jazz al Parque y el Festival Internacional de Teatro. Esta idolatría por el vallenato ha caído en extremos insospechados como apoyar a un cantante a pesar de ser acusado de asesinato o defender a un grupo no obstante vitorear a los paras. Me refiero en particular a una carta a propósito de mi columna “El señor matanza”, publicada por El Espectador en la semana del 26 de noviembre al 2 de diciembre. Allí menciono una canción de los Hermanos Zuleta dedicada a los ‘paras’. La carta que contradice mis afirmaciones, publicada en “Cartas de los lectores” de este periódico, defiende a este grupo vallenato y hace una serie de críticas que respondo, con el mayor gusto.

El autor me acusa de inventar que ese grupo vallenato saludó a los ‘paras’ en una canción y luego acepta que sí fue así. Ésta es una de las tantas acusaciones, indignado por mencionar a los Zuleta y por relacionarlos con los ‘paras’. Como él mismo lo dice, sí saludaron a los ‘paras’, y esto evidencia la permisividad en la costa en la materia: “Estoy seguro de que (…) algún duro se acercó a la tarima y le dijo a Poncho que (…) saludara a los ‘paracos’. Afortunadamente, Poncho no es pendejo y así lo hizo”. Si los obligaron o no a decirlo, si fue una grabación pirata o fue legal, si fueron balazos o ráfaga de ametralladora, lo cierto es que lo dijeron y la canción está circulando.

La costa debe aceptar, tarde o temprano, que está dominada por grupos al margen de la ley. No pretendo, como dice el autor de la carta, “desacreditar” a ultranza a los vallenatos. Es una verdad que se cae por su peso, no porque lo diga un periodista del interior, no porque me interese particularmente alimentar las diferencias regionales en Colombia. Más interesante sería una réplica a mis afirmaciones, despojada de complejos autoimpostados, basada en argumentos de peso, donde, ojalá, no termine contradiciéndose, a fin de alimentar el debate, única razón de ser del periodismo. Los ataques personales, como ocurre entre polentoni y terroni en Italia, empobrecen la posibilidad de cambiar ideas entre dos individuos –no a favor de los ‘paras’, de la guerrilla o del Gobierno–, sino en contra de todo aquello que amenace la libertad de expresión en un país sitiado como Colombia.

María Antonia García de la Torre. Bogotá.

El inevitable

Creo que todos hemos sucumbido, tarde o temprano, en la tentación de pasar por Gótica cuando ya todos los bares han cerrado. Yo había evitado ese lugar desde que una amiga terminó en el Country con una cortada en el ojo. No había hecho nada, su pecado fue estar en el momento y en el lugar equivocado. Lugares como éste, en los que siempre hay una balacera potencial, reflejan una sociedad belicosa pero también lo poco que nos importa despertar bien al día siguiente.
Hace unos días pasé por ahí y entré después de requisas y pesquisas varias. Por qué arriesgar la vida por un par de horas de rumba? Por qué aguantar que un traqueto te ofrezca un trago y te mire el escote sin que puedas hacer nada al respecto?
Siempre oigo a mis amigos decir que Gótica es una mamera por los traquetos. Mi pregunta es: ¿Por qué los dejan entrar? Se pasean con sus ínfulas de macho men, armados y dispuestos a "quebrar" a todo aquel que se atraviese en su camino. Pero, como suele decirse en estos casos, "such is life in the fuckin' tropics".

viernes, 22 de diciembre de 2006

El señor alcalde

Anoche, entre una carambola y otra en La Latina, empecé a hablar con una amiga. Después de un rato, se acabó la música y fue hora de partir. Terminamos en la casa de ella, con otros cuatro amigos, todos sentados en el comedor conversando hasta que dieron las siete de la mañana. Uno de los "comensales", oriundo de Bogotá pero radicado en Buenos Aires, se postuló para la alcaldía. Dijo que prometía que todos los buses pararían en los paraderos y que organizaría el gremio de transportadores de tal manera que el viaje en bus fuera menos tortuoso. El candidato a la alcaldía abandonó la empresa de postularse tan pronto le recordé lo peligroso que es enfrentarse con el ghetto de taxistas y buseteros. Antes de que acabara su entusiasmo, imaginamos cómo habrán planeado el sistema de transportes en Bogotá:

1. El bus para donde el pasajero quiere, al recogerlo, pero al dejarlo, para donde el bus quiere (si está cerca de un semáforo en amarillo, el pasajero deberá bajarse unas cinco cuadras más adelante).
2. Los paraderos son lugares óptimos para guarecerse de la lluvia mientras llega el bus que uno necesita. Por desgracia, suele ocurrir que la anciana de al lado pare el bus que no nos sirve y, mientras tanto, el bus que queríamos parar, pasa de largo.
3. Para evitar la fatiga de memorizar una ruta y asociarla con un número, se ponen unos letreros sicodélicos en el vidrio panorámico del bus, de manera que el peatón debe tener la velocidad necesaria para leer la ruta (las carreras por las que pasa, las calles en las que se desvía, los barrios hasta los que el bus llega) y luego estirar el brazo para que se detenga.
4. El sistema de buses funciona como una jerga incomprensible para un extranjero. Si, supongamos, ya sabe que la ciudad es una cuadrícula de calles y carreras, quedará totalmente desubicado al leer que las busetas van para "Roma", "Venecia" y demás.
5. Todos los buses llevarán un letrero en la parte trasera que les recuerda lo que nunca practican: No llevar pasajeros de pie.
6. En el bus será imposible hablar por celular o utilizar el ipod, debido al volumen discotequero del radio del señor conductor. Por lo general, sintonizan candela estéreo y tropicana.
7. El bus es, también, un mercado persa. En un trayecto de unas diez cuadras pueden subirse cuatro ex convictos, tres enfermos terminales de cáncer, dos vendedores de chocobréi y una banda de tres niños con un parlante y un micrófono cantando rancheras.
8. Para subirse al bus, es importante coordinar los movimientos con la caja de cambios. El pasajero se sube y el bus arranca como si su acelerador pasara de cero a cien kilómetros en dos segundos. Tiene que agarrarse fuerte hasta que cambie a segunda. El remezón lo empujará por la registradora donde, seguramente, quedará atascado su maletín o cartera. Posterior a este movimiento, debe pagarle en un gesto acrobático. finalmente, recibirá el cambio y tendrá que desplazarse tratando de seguir el swing de la caja de cambios y los frenazos cada vez que otro transeúnte, a su vez, detiene el bus.

Será que existe un manual como éste?

miércoles, 20 de diciembre de 2006

De paseo perdidos

Ayer, como había anticipado, fui a Yerbamala, les eché las últimas malas vibras y partí sin dolor. Paco me había acompañado y lo cogió el pico y placa en plena sabana cundiboyacacuna.Para "matar" el tiempo, nos compramos un traguito ligero: una botella de Absolut y dos seven ups. Después de mi paso por la yerba que nunca muere, empezamos a recorrer todas las carreteras equivocadas -o al menos eso me hacía creer Paquito-. Para amilanar mi malestar por haber ido al manicomio, había ideado un plan sorpresa. Unos cuantos drinks después (varios de los cuales quedaron en el piso del carro), entramos por una carretera secundaria, despavimentada. De esas que no salen en el mapa.
Estábamos en un punto entre Chía, Guatavita y La Calera, fue la conclusión a la que llegamos. Por decirlo de manera cruda y realista: estábamos perdidos. Pero claro, después de unas cuantas vueltas, llegamos a un paraje pintoresco e inesperado: las termales de guasca. Y, ¿Quién dijo miedo?.
En breve estábamos en estampida en busca del chingue perdido: encontramos, en una tienda con triciclos colgados y muñecas, un chinguecito negro, corte casual.
De regreso a las termales, cambio veloz en el carro y nos metimos con vodka y cigarrillo en mano. Tan rico que es cuando uno puede liberar sus vicios sin que haya un sicorrígido detrás de uno apagándole el cigarrillo.
Total, mucho chiste y mucha chanza y el muy pelotudo no tomó ni una foto de mis mil muecas, de manera tal, que esta historia pudo ser cierta como pudo ser producto de mi imaginación.

martes, 19 de diciembre de 2006

Adiós a los octogenarios

Hoy voy por última vez a Yerbabuena. Yo le digo Yerbamala, aunque parece un insulto, es más un cumplido. Ya saben: yerba mala nunca muere. Me acompaña Paquito, para que todo el proceso sea menos aburrido y más rápido. Llegar, agarrar mis diskettes, los libros que alguna vez llevé y partir. Podría hasta celebrar en Entrepués, este finale de la etapa más estable de mi vida laboral. Debo admitir que me gustaba llegar a la hacienda de Yerbabuena, tumbarme en el pasto y fumarme un cigarrillo mientras el sol calentaba los chazitos metálicos de mis jeans.
La escena podría considerarse bucólica, si no fuera por la decena de personajes en bata azul que salían de la imprenta a eso de las doce. Eso parecía un manicomio. JA!
Me reí mucho cuando un amigo me dijo que desde su casa de Sindamanoy se veía un instituto super raro, ¿eso no es como un manicomio?, me preguntó. -I'm afraid so. Fue lo único que atiné a responder.

lunes, 18 de diciembre de 2006

Un tal Lucas

Lucas está entusado. Hizo un blog para liberar toda la furia reprimida. Parece que le funciona, al menos me dice que se siente más aliviado. Me gustan estos exorcismos virtuales, son una forma de aniquilar fantasmas sin tener que acudir a la clásica gillette.
Mientras escribo este post, chateo con Lucas y se burla porque le dije que me leí un libro buenísimo de superación personal. Me la tenía al rojo, y yo ni siquiera tuve la intención de leerlo: cayó en mis manos motivo corrección de estilo, y pues, de pasadita, me robé uno que otro consejito práctico. Pues Lucas no cabía de la dicha al saberlo porque ahora podría burlarse a sus anchas de la abajo firmante. Yo detesto toda esa new age literature, pero que debemos aceptar que todos tenemos nuestro lado "Daniela Romo". Y mientras más temprano lo aceptemos, mejor.
Lucas habla de su proceso de tusa en el blog (diariotusa.blogspot.com), y (yo como siempre aprovechándome del dolor ajeno) me sirvió para darme cuenta de que los manes también son bien cursis. Que lo oculten en toda su chabacanería y hosquedad es otra cosa. Lo leí, y me adentré en el corazón del pobre Lucas, despechado hasta en las más profundas fibras de su ser.
Debe ser horrible terminar en plena temporada de tutainas tuturumás, de por sí patéticas. Pero tal parece que su proceso lo está llevando hacia una emancipación envidiable.
Mi amigo Lucas, es uno de los pocos que me apoya en los foros de Semana.com, entra, comenta, se enfurece con éste, me critica por aquéllo, pero, a la larga, hace que haya debate y no lánguida lista de comentarios insulsos. Espero que este tal Lucas termine por un buen tiempo, porque cuando los amigos terminan con sus novias, es cuando regresan.

Taganga

Después de navidad -y su consabida cena familiar-, quisiera escapar de este nicho polucionado, de la Bogotá emperifollada de navidad. Destino: Taganga. Ya me imagino el paseo, "guerrero" como suele suceder cuando se arma parche multitudinario. "Por entre las tiendas", hasta que un día no muy lejano -y ya mamados de oír el mismo cd porque nadie llevó un cargador de ipod- llegaremos en un estado deplorable después de recorrer mil kilómetros de territorio nacional. Seguro que pararemos a tomarnos el juguito de níspero y la media de ron.
Más rico Taganga, aunque debe estar atestada de pescadores y de alaridos de pescadores a las cuatro de la mañana. Pero suena seductora la idea del hotelito frente al mar, y no ceder a la tentación de la sobrepoblada Cartagena de fin de año. Me parece mejor la idea de despertarme con el sonido de las olas (y de los otros integrantes del trip, trasnochados jugando parqués) que abrir el ojo y asomarme a la plaza de Santo Domingo atestada de cachacos.
El año nuevo, aspiro a pasarlo en el Cabo de la Vela, a medio camino entre la Macuira y el Pilón de Azucar. Y, naturalmente, llevaré mi propio chinchorro, no repito la experiencia de alquilar hamaca XXS. No le hace bien a la columna y no protege de los niños que se pasean por la playa abriendo párpados de turistas trasnochados.

Navidad y su estruendo

Hacía un par de años que no pasaba navidad en Bogotá. Se me había olvidado la sobrepoblación de chivas y el asedio de los atracadores. No es para nada una ciudad amena y acogedora: todo es frenético, grotesco, hostil. Anoche le decía a Paco que deberían erradicar con baygón todas las chivas que circulan por Bogotá con sus vallenatos y con sus personajes asomándose por las ventanas. Sé que no le hacen daño a nadie, pero su sola -colorida y sonora- presencia, atenta contra ciudadanos de bien, inútiles por lo demás, pero de bien.
No siendo suficiente con este enjambre de automotores, pareciera como si hubiera una fiebre iluminadora: cada esquina de cada parqueadero, las ventanas más lejanas de los edificios más altos, los buses, Andino, la calle 85, todos los edificios de la calle 62! están infestados de lucecitas navideñas. Lucecitas y, claro, la chicharra que pretende imitar un villancico con su chillido metálico. Todos compran las lucecitas con chillido incorporado, para darle ambiente navideño al hogar. El problema es que el chillido alcanza decibeles insospechados y puede llegar a despertar a natural born killers dignos de Il Pozzetto.
Una última cosa: los ringtones de los celulares! Cada vez más polifónicos y ultradigitales sound surround... se han programado todos con tonadas navideñas. No sé si pretenden fastidiar a los outsiders que no creen en el niño Dios o qué, pero qué tortura.

Nieve

La semana pasada empecé a leer Nieve. La compré en Tower y pensé en reseñarla para un periódico de la costa. Me gusta mucho ese periódico y tengo un amigo que trabaja ahí que de vez en cuando me manda saluditos virtuales. Es probable que lo vea este fin de año y que nos tomemos un par de guisquicitos frente al mar. Pero me fui por las ramas -como Cosimo, el baroncito rampante de Calvino-. Estaba hablando de esta novela del ganador turco del Nobel. Me ha costado cogerle el ritmo, no al texto en sí, sino al hecho de abordar una novela entera. Ya me había acostumbrado a las lecturas breves y concisas de los periódicos. Y, debo confesar que volver a la literatura después de un año de ausencia, ha sido relajante.
Quisiera evitar los clisés -me ha llenado el alma, he reencontrado el sentido de la vida- porque no es tan así y porque los libros no le cambian a uno el sentido de nada. Yo creo que los libros son como los bonus de Mario Bross: si los utilizas, tienes más moneditas, pero si no, igual te alcanza el tiempo para pasar al otro mundo. La gente no se muere porque no lea, de hecho, la gente más feliz que he conocido, no ha pasado de un Cohelo mal leído. En mi caso, leo porque me divierte más que jugar cacho o poker (claro, hasta que aprenda bien a jugar, entonces mi discurso se irá al demonio).
Esta novela en particular, me ha parecido muy interesante porque hay guiños permanentes del narrador: sabe que escribe desde el medio oriente para un público occidental. Entonces, todo está centrado en las diferencias, más que en las similitudes. Inmersos en esa realidad paralela, en esa otra cara de la moneda, se entiende la razón de ser del fundamentalismo, sin llegar a justificarlo y se descubre el rostro de ese mundo tan abstracto y tan desdibujado por nuestros propios dogmas católicos.
Y no sigo, porque entonces termino haciendo la reseña acá y prefiero que salga en un espacio remunerado ;)

Adiosito.

tercer intento

desde hace varios meses he tratado de abrir un blog y de alimentarlo con cierta periodicidad. Pero, claro, después de un tiempo lo abandono -porque me parece muy malo o porque simplemente no tengo la constancia y la dedicación de escribir a diario-.
Y claro, como suele suceder, como le está sucediendo a todos los neobloggers, lo primero que se le ocurre a uno es hablar sobre su propia vida. No hay nada más seductor que contarle a una manada de desconocidos detalles de la vida privada que no le cuenta uno ni a los hermanos.
En este momento, estoy en un café internet de la 60 con 7 y es muuy temprano, son como las nueve y media. Llamé a una vieja de una editorial. Dice que necesita un traductor del inglés al español para una colección de arte. Pagan bien. Yo, claramente, la llamé con el tonito de "sí, me encantaría", pero me parece una jartera.
La señora parece ser muy pero muy gorda, con papada colgante cual pavo y maneras de mecánico. Me divierte verla tan sentada en su pequeño poder con su grandísimo trasero.
Por otro lado, me acabo de enterar de que publicaron una carta en un periódico para el que suelo escribir, criticando un artículo que mandé hace como un mes. La transcribo a continuación para vuestro deleite:

"Vallenato y paramilitares
Resulta ahora que según la señora María Antonia García de la Torre (El Espectador, semana del 26 de noviembre al 2 de diciembre), el fenómeno del paramilitarismo retrata una realidad inocultable del Caribe colombiano. El país conoce muy bien que el paramilitarismo no nació en la Costa Caribe colombiana; por el contrario, todos conocemos hasta la saciedad quiénes fueron los “ideólogos” e impulsadores de ese engendro del demonio.
No acierta ni media la columnista. Es una solemne mentira que no busca sino desacreditar y difundir una imagen negativa de unos artistas que son amados y respetados por todo un pueblo, cuando afirma que en una canción de los Hermanos Zuleta se echan vivas a los paramilitares. La reto a que diga el nombre de esa canción y de la casa disquera que la grabó.
Como sé que no me va a contestar, yo sí quiero contarle al país el desafortunado episodio en el que se vieron involucrados Poncho y Emilianito. No existe ninguna canción ni ninguna grabación legal. Hace unos tres años, les correspondió hacer una presentación en una caseta popular por allá en Astrea, un recóndito pueblo del Cesar. Avanzada la noche, se pusieron a “piqueriar” o a “contrapuntiar”, como lo hacen los llaneros a ritmo de arpa, cuatro y capachos o los antioqueños con sus famosas trovas. Poncho le echaba vainas a Emilianito y éste le contestaba con la misma moneda. Son 15 estrofas con la música de Debajo del palo de mango, y en ninguno de los versos hacen la más mínima alusión a los paracos. El tema de la piquería era que Emilianito, hermano mayor, reconocía que cuando la muchacha es nueva le toca ayudarse con unas pastillitas (viagra); mientras que Poncho, como pollino en celo, se jactaba de su virilidad y decía que a él le bastaba con comerse un guineo maduro.
Total, que antes de iniciar la competencia, se escuchan no unos balazos, como dice la señora García de la Torre, sino tres ráfagas de una ametralladora UZI y en seguida de las ráfagas, Poncho dice: “Nojoda, viva la tierra paramilitar, vivan los paracos”. Alguien grabó las ráfagas y la piquería, sacando un CD pirata que armó cipote alharaca. Poncho, apenado y sintiéndose muy mal, llegó hasta autodesconocerse y a decir que esa no era su voz, cosa que ni siquiera la señora García, una completa ignorante en materia de vallenato y de la realidad sociopolítica del país, le creyó.
Estoy seguro de que en ese pueblito en donde quienes mandaban y mandan son los que sabemos, algún duro se acercó a la tarima y le dijo a Poncho que el Patrón le mandaba a decir que saludara a los paracos. Afortunadamente, Poncho no es pendejo y así lo hizo. Gracias a Dios que fueron inteligentes porque de lo contrario, hoy estaríamos celebrando el Grammy In memoriam".

Me parece tres cosas:
1. Me termina dando la razón.
2. Yo no digo que el fenómeno paramilitar nazca en la costa, digo que cuenta con la complicidad de muchos habitantes del caribe.
3. Como dice por ahí un querido amigo dueño de una revista cultural: "Que hablen bien de uno o que hablen mal, pero que hablen!"

La verdad, tuve la tentación de responderle pero creo que no vale la pena. Ya lo que dije lo dije, y que juzgue mi amada fanaticada (conformada por Kyoto, el perro de mi finca y por el reno de peluche que Orrantia me regaló de navidad).

Yo asumo esa carta como un regalo de navidad, como el grito de un fan que clama por comentar mis columnas y por hacerme saber que me lee y que se documenta para responder a mis afirmaciones. Gracias! querido desconocido!